Estimada:
Sabes muy bien que nunca escribiría esto si no fuera porque los acontecimientos me han obligado a hacerlo. Y también sabes que yo conocía su historia. La conocía desde hace mucho tiempo, casi desde el principio, o eso creo.
Ahora ya lo sabe todo el mundo. Comprenderás que para mí ha sido una vergüenza. Un dolor añadido. Sí, añadido porque a mí ya me duele suficiente lo que ha ocurrido. Me dolió su falta, y supongo que a vos ahora te estará pasando lo mismo. A lo mejor es por eso por lo que me he decidido a escribir. Pienso que en estos momentos de dolor te será más fácil comprenderme.
Pensarás que en realidad llevo mucho tiempo sola, ya que él te tenía a vos y por lo tanto nuestra vida juntos durante estos meses puede parecerte un engaño, una farsa, pero yo no opino lo mismo. He de decirte que soy muy feliz a su lado. Aunque sí te reconozco que me dolía lo de ustedes. Me ha dolido sobre todo durante las noches. Largas noches de insomnio y espera, imaginándolo en tus brazos. Sí, claro que me dolió, pero llegué a acostumbrarme. Sabía que así, callada, lo conservaría a mi lado. Y tenes que reconocer que jamás te prometió que fuera a dejarme para irse con vos. Y es que él me amó siempre a mí. Sí, leíste bien, es a mí a quien amó todo este tiempo, aunque a vos te tuviera mucho cariño, no voy a negarlo, incluso acepto que junto a vos fuera feliz, pero a pesar de sus apasionadas noches y sus apasionados besos, y mira que me duele reconocerlo, a pesar de que seguramente no hubiera podido vivir sin vos, es a mí a quien ha amado siempre. Desde el primer día.
Nos conocimos en el barrio, los dos somos de Melipal. Yo tenía veinticinco años y el aún no había cumplido los veintiuno, pero eso sí, ya era grande y fuerte. Era delgado y sobre todo, era muy lindo. En ese entonces usaba el pelo mas largo. Ahora lo estoy viendo con el pelo corto y mas colorado que en ese entonces, siempre brillante, y aquella sonrisa permanente con la que separaba los labios rojos para enseñar al mundo su dentadura perfecta. Vos ya lo conociste gordito. Pobre Mato, se puso gordito muy pronto. Pero eso sí, no perdió nada de su atractivo. Eso ya lo sabes vos. Ves, en eso te comprendo, las dos hemos sabido ver su atractivo y valorar su conversación, porque no vas a decirme que no te sentiste seducida por sus palabras, por su voz, por su forma de decirlas. Mira cómo son las cosas que yo conté siempre con eso. Desde el primer día y hasta el día de hoy, cuento siempre con su conversación. Nunca olvido las noches de invierno en las que le gustaba tomarse un whisky sentado en el sillón y tocar la guitarra. Yo me sentaba cerca y allí, a su lado, pasaba las horas muertas escuchándolo. Aún después de que aparezcas pasamos juntos muchas noches de esas. Siempre hablando o escuchandolo tocar. Mato y yo siempre hemos tenido un tema de conversación que compartir, siempre una razón para sonreír juntos, siempre una pregunta que hacernos. Ves, eso lo he tenido siempre, por eso digo que no estaba sola. Por eso y por muchas otras cosas.
Mato nunca dejó que nadie lo moleste o este mientras hacia música, sólo a mí. Sólo yo pude ver cómo creaba, cómo se debatía con los instrumentos, los preparativos, los apuntes en su cabeza, las pruebas de sonido, los "como va quedando". Todo eso lo compartió sólo conmigo. Y la música era su vida, por eso yo digo que desde que lo conocí nunca dejamos de compartir la vida, y por eso antes te decía que no estaba sola, así que ya podes dejar de pensar que lo nuestro era una farsa, porque nunca lo fue. Y ya podes empezar a darte cuenta de que yo jamas lo perdí, porque hasta hoy siempre lo he tenido. Lo he tenido más que vos porque ha sido mucho más mío. Vos lo tenías por las noches y algunos días, cuando se iba de casa con alguna excusa o de aburrido en su cabaña. Yo lo sabía. Lo sabía todo y le dejaba ir, porque ya te digo que esa era la forma de no perderlo, de tenerlo para siempre como yo quería, mío, porque Mato ha sido siempre mío, y vos, sólo una cosa suya. Por eso te soportaba. Pero ahora las cosas han cambiado, así, de repente. Admito que yo tampoco me lo esperaba.
Aunque lo peor vino luego, y mira por donde. Contarle a la familia, los amigos. ¿No tenes idea de lo que fue? Ni te lo imaginas. La verdad es que fueron muy amables y tolerantes, después de unas charlas todo se fue acomodando. A mí me costo mucho la decisión que tomamos, el enfrentar las preguntas y las respuestas. Explicaciones. Dios mío qué de preguntas y qué difíciles se me hicieron de responder. Creí que me estallaría la cabeza. Pero lo soporté entera. Por él. Una vez más lo soporté todo por él sin derrumbarme un solo instante, aunque en algunos momentos se ocuparon de darle vueltas a la historia. Eso lo sé ahora, pasado este tiempo. Tengo que reconocer que en ese sentido fueron todos muy correctos conmigo. Pero ahora es diferente, ahora ya sé que todos lo saben, todos tienen muy claro quién eras. Todos te conocen. Pero eso no me importa, podes estar segura de que no me importa en absoluto. ¿Sabes lo que sí me molesta? Me molesta profundamente que hayan tenido que darse cuenta de que yo conocía tu existencia. Es algo que no me deja en muy buen lugar, para qué nos vamos a engañar ¿Y sabes por qué ha tenido que ser así? Porque todo lo que nos rodea, lo que nos ha rodeado tendría que decir, es mediocre, mediocre y vulgar, como jamás lo fue nuestra relación.
No sé por qué te cuento todo esto. Acaso porque, como te dije antes, es más fácil que me comprendas ahora que estás lastimada y dolida, como yo. Porque es así como estamos, dolidas. Dolidas porque nos lastimo a ambas. Pero a mí va a resultarme más difícil seguir en algunos aspectos. En tu caso es distinto, a vos te es más fácil olvidar, duele menos la ausencia. Estoy segura de que en cuanto te acomodes un poco comenzarás a salir adelante. Claro que yo tengo algo a mi favor, a El. Aquí, en casa cada día. Ahora en su nuevo estudio, están todas sus cosas, no sólo sus canciones, que es como volver a contar con la presencia de su ánimo; también sus instrumentos. Por toda la casa están sus cosas; los armarios llenos de la ropa que viste, incluso la que se ponía para verte. Aca quedaban siempre sus cosas. Y acá siguen estando. También nuestras fotos, las hay desde el primer día ya que me encanta tomarle fotos y adoro la fotografía. Recuerdo la primer foto que le tome, ya tenía esa mirada inteligente y sensual, de artista, que a las dos nos fascinaba ¿Porque no vas a decirme que no te gustaban sus ojos?. Y también está la música que le gusta oír mientras trabaja. Ahora, por ejemplo, está sonando en su computadora "Where the Sidewalk Ends", una de sus favoritas, él siempre tan enérgico. Ves, todo eso que es él siempre ha estado en casa, conmigo. Vos podrás conservar sus regalos, pero no es lo mismo. Vos te quedaste con cosas que compraba para darte, pero en ellas no hay nada de su vida.
Acabo de darme cuenta de por qué te con todas estas cosas. Siempre supe de vos, y en cambio yo para vos en algunos momentos no existía, y quiero que sepas que siempre he estado aquí y que he sido y soy muy feliz al lado de Mato. Que ya llevamos compartiendo seis años de nuestras vidas. Tengo recuerdos suficientes para llenar bastante. En tu caso es diferente. Además, vos ya no vas a poder volver a pensar en él sin verme a mí, porque ahora sabes que tengo mucho que ver en lo que él es. En cambio yo no te preciso para recordarlo. Cuando acabe esta carta habrás desaparecido para siempre.
No te guardo rencor ni te deseo nada malo, por qué iba a hacerlo.
Que te sea lindo el camino.
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