Enamórate de alguien que te recuerda, todos los días, qué alegría es estar viva.
Por eso, enamórate de alguien que vea lo bella que es tu alma y lo interesante que eres cuando hablas de lo que te apasiona.
Pero sobretodo, enamórate de alguien que te haga reír, de alguien que ilumine tus días con una sonrisa o una broma tonta, una sesión de cosquillas inesperadas o un beso tierno en tu mejilla que esboce una sonrisa sincera en tu rostro.
La verdadera magia puede estar en esos momentos en que ambos se encuentran riendo juntos.
Puede sonar cursi, pero es cierto: el sentido del humor puede ser el pegamento que los mantenga unidos cuando todo lo demás va a fallar. El compromiso no es una broma, pero si pueden reír juntos, están en el camino correcto.
Enamorate de alguien que te haga reír y te sentirás libre de ataduras.